NOELIA, EL DESENLACE.
Cuando una mariposa bate sus alas para volar en un sentido, no puede parar de golpe, la inercia la conduce un algún tiempo más en esa dirección. Lo mismo ocurrió con Noelia, ella no pudo cortar en seco, su catarsis requirió trabajo duro, disciplina, caídas y vuelta a levantar bastantes. Un buen día se despertó y todo había terminado, no se sabe cómo ni porque un 24 de abril ella dejó de hacerse daño, estaba lista para la transformación.
Las preguntas típicas que todo el mundo se hace…. ¿Qué me ha traído hasta aquí? ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? No se las hizo porque nuestra protagonista era una mujer de acción y si tenía alguna certeza era que el tiempo era limitado y ya había perdido media vida, así pues, se juró finalizar todo aquello que empezase, no era baladí la promesa, ya que lo que más esfuerzo le requirió siempre fue acabar algo. Como un corredor de velocidad salía siempre disparada con gran arranque y a la mitad del trayecto al darse cuenta de que era una carrera de fondo paraba aburrida y lo dejaba, ello la causaba una gran desazón. El cambio es algo muy duro, un gran desafío para el ser humano, salir de tu zona de confort…. complicado.
La aeronáutica llamaba su atención, desde niña adoraba viajar en avión, ver a los operarios con grandes mangueras llenar los depósitos, el brillo del fuselaje y la gran paz entre las nubes. Ese es mi camino hacia la luz abuelo…
No cesó hasta obtener sus alas, comprar una pequeña avioneta y dedicarse a la fotografía aérea, en el camino por supuesto que se encontró obstáculos en un mundo de hombres, algunos bien zafios y machistas, pero ellos no tenían su don, el de captar la belleza, el momento exacto cuando la luz se vuelve púrpura y los lagos reflejan sosiego.
Allí arriba se sentía la quietud, todos eran diminutos, parvos seres lejanos que nunca más le harían daño. Allí arriba, Noelia era Dios.
Darle un final trágico a una heroína moderna sería lo más fácil, pero lo cierto es que acabo sus días muy a lo Brigitte Bardot, en su finca a pie del lago, despeinada, rodeada de perros y gatos, planeando al atardecer……Para entonces un suave resplandor rosado la había alcanzado: El amor a sí misma.
A Noelia, por su valor y coraje.
Deja una respuesta