Al día siguiente llovió muy temprano, los bancos del Retiro estaban húmedos, la noche había sido muy ventosa y algunas hojas caídas preludiaban la cercanía de Septiembre.

Llegué a la plaza y no le vi, tan sólo tres palomas y yo le esperábamos, pensé en como se habría guarecido esa noche, seguí caminando triste y decepcionada. ¿Porqué no estaba? Quizás los días más duros se internaba en otro lugar, este parque esta lleno de escondrijos misteriosos, tapas de alcantarillas por destapar para explorar el subsuelo madrileño. Yo misma había fantaseado muchas veces con abrir una y adentrarme en sus entrañas paseando hasta la Plaza de Colón donde se dice existe una hermosa cascada subterránea …. meras fantasías pues me aterran las ratas.
Ya volvía cabizbaja a casa cuando tras rodear la plaza y alejarme hasta el estanque deshice mis pasos y miré… allí estaba con su pan y su mortadela, se ve que había ido a comprar su desayuno o quizás la comida única del día. Me acerqué muy despacio pues me miraba con el ceño fruncido y no me lo pensé dos veces.
-Buenos días.
-Buenos días.
-¿Porqué repartes tu comida con ellas? No te sobra….
-Ellas son mis amigas.
-Disculpa no era mi intención molestarte…llevo tiempo observándote.
-Ya lo sé.
-¿Puedo sentarme a tu lado?
No dijo nada pero se movió levemente a la izquierda lo cual interprete como respuesta afirmativa.

No fue nada fácil entablar conversación, al cabo de un rato sentados mirando como las mensajeras devoraban las migas me decidí a preguntar :
-Te escuché anoche….cantar.
-Ah! eso…
-Sí ESO. ¿Eres feliz aquí? Me imagino que has disfrutado de una vida “mejor”.
Tras un lapso, para mi eterno, callado, escrutándome me contestó:
-He tenido acceso a todo, la fama, la gloria, viajes por todo el globo, las damas mas hermosas, El Liceo
La Scala, Lincoln Center, interpretar a Puccini bajo los espléndidos frescos de Palais Garnier…

-Hay tanta belleza bajo nuestro cielo y el hombre está tan ciego…
-Ciertamente la hay…¿Eres feliz aquí?
-Tengo “casi” todo lo que necesito, agua, sol, algunas monedas para comer, el canto de algún jilguero al alba y al fin…soy libre.
-Vaya, no se que decir. ¿Porqué llegaste hasta aquí?
–El desamor me trajo. ¿Y a ti? ¿Qué te ha traído?
-Lo mismo compañero, lo mismo.
Continuará….
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Vídeo de Giacomo Puccini. Madame Butterfly Ópera
Al desamor que tanto nos enseña.
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