Nunca entendí la canción, sin poner ni quitar, yo hablo de Madrid.
Una ciudad hostil donde nunca fui dichosa.
En ella la gente no vive, sobrevive.
Una urbe en la que reina el caos y la prisa.
Los mayores son viejos y los niños no ríen.
La gran superficie del sexo, la tecnología y el motor sin lugar para la brisa fresca de marzo, sin lugar para el amor.
Sólo echo de menos a mi sangre que allí permanece marchitándose en la gigante pecera de cristal rebosante de humo mugriento.
Tus 4 torres para mí son cuchillos que cercenaron mi salud y mi alegría.
Como allí no fui profeta para vivir tuve que elegir: ¿Tú o yo?
Y me escogí a mí.
Nunca en Madrid fui feliz.
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