Desperté, ahí se hallaba
bajo una sábana blanca
amanecer la luz prestaba
del contorno fulgor arranca.
Los sutiles vellos dorados
aterciopelados haces
de mi persona anhelados
los encuentros fugaces.
Invadiendo el espacio
tu aroma sacro yace
la tela es un palacio
por debajo algo renace.
Se incendió mi ánima
bajo aquel claro lienzo
alcanzando aquella cima
de mis amores comienzo.
Nunca volví a ser el mismo
del aposento hui prendado
mas jamás del grato abismo
huir pudo el enamorado.
Eneasilabos a la pasión
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