Yo tengo un padre especial, un hombre cabal, solitario y nada hablador, siendo yo joven no entendía esto, pero la madurez me hizo comprender por qué era persona de muy pocos amigos. Siendo un cordobés apuesto de ojos verdes moscatel tipo Alain Delon partió de su pueblo a Sevilla para estudiar Bellas Artes, en su facultad destacó por su maestría con los pinceles, un dibujante excepcional que dominaba la técnica desde adolescente y se desarrolló en el arte abstracto, siendo uno de los mejores pintores de su generación en esta modalidad que no atiende a la imitación material, sus cuadros son de formas geométricas perfectas, el tratamiento del color inigualable, intenso, único. Hay personas que no comprenden este tipo de arte, que se ríen de Picasso, no conciben que hay genios que conseguido tal nivel en lo figurativo, ahondan en otras maneras de interpretar la realidad expresiones artísticas basadas en elementos como la línea, el punto, el pigmento y el material como lenguaje autosuficiente e independiente de la reproducción de objetos reconocibles. No saben lo que se pierden.
En la capital hispalense conoció a mi madre, una niña de 15 años, declamó una poesía de Lorca para ella, pues nada más verla se quedó prendado de su belleza y candidez, de esta manera se conocieron y empezó un amor que aún dura más de 50 años. Ella posó para él y el resultado fue este retrato, sobran las palabras, es magnífico, mi mamá está bellísima y su esbeltez recuerda a las figuras de Modigliani. No sé si en ese momento ella imaginaba que pocos años después se casaría y sería madre, que dejaría su tierra natal y a su familia para ir a Madrid a emprender junto a mi padre el duro camino del artista, ella fue muy valiente, siempre lo ha sido y yo la admiro mucho por ello.
Siendo yo párvula me pasaba horas viéndole con su enorme paleta curvada con gamas brillantes de colores en una mano y el pincel en la otra ante sus obras, pero este retrato me fascina, podría estar jornadas mirando el tratamiento que dio a sus manos. Creo que él, conocedor de mi admiración por su obra, decidió pintar una menina que me acompañaría toda la vida, si bien yo también tengo un retrato. Como fruto del querer nació una niña de ojos grandes, muy inquieta con sangre de artista por las venas…
Papá, nunca nos has abandonado ni en la enfermedad ni en las penas que han sido muchas, tu día se tiñe con las palabras, valor y constancia, la pasta de que estás hecho lleva los materiales honestidad e integridad, muchas veces no he estado a tu altura, pero tu ejemplo me da la llama para tratar de ser cada día mejor persona. Nunca me faltes.
A mis padres, Ángeles y Pedro.
Una canción de Camarón que tanto nos gusta
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