Escapo en mi coche aferrando el volante como si fuese mi última posibilidad de estar viva.
Apretando el acelerador rabiosamente, huir, huir ,huir – dice la voz en mi cabeza-
Desterrada, sin respiración, sin lazos, sin paz.
En el retrovisor el skyline rodeado de un anillo saturnino de humo.
Llorando, frustrada, atravieso el túnel y se hace la calma.
No quiero volver ni con los pies por delante.
Mis restos no han de regresar al lugar donde no soy estimada.
Entro en mi cueva y me aislo, estoy desterrada, donde me arroja el desprecio.
A las idas sin venidas
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