Tenía la costumbre de parar a la altura de la finca vallada en su paseo hacia el río.
Subía a su perro en brazos y le mostraba las ovejas, había docenas, blancas, negras, marrones, con manchas, embarazadas, crías, tenían un olor fuerte pero agradable de campo. Amapolas, almendros y el verde pasto conformaban un paisaje silvestre precioso.
—Mira Willie, mira qué bonitas—
El cocker dorado a dos patas sobre el cercado las miraba atentamente sin pestañear, le excitaba ver esos seres de gran tamaño y con cencerro.
Luna era una niña y no entendía por qué el carnero castaño más grande iba todo el tiempo detrás de la oveja blanca, olisqueando e intentando subirse sobre ella.
Le llamo la atención un borreguito recostado junto a su madre porque sonreía, dicen que los animales no tienen propiedades humanas, que no lloran, ni sueñan, ni ríen, pero este tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Atardecía, continuó andando, el perfil de un hombre elegante, con sombrero y vestido totalmente de negro, la sobrecogió.
Había oído hablar de señores malvados que raptaban muchachas como ella y les hacían cosas malas.
—Buenas tardes— saludo él amablemente— te he visto mirando los corderitos-
—Sí… había uno bebé – contestó la chica inocentemente.
—¿Sabes adónde van?— Inquirió el hombre de negro.
Luna se encogió de hombros indicando una negativa.
—Los hombres los crían para matarlos a los pocos días de vida y comérselos, los separan de sus madres y los llevan al matadero —Explicó la tenebrosa figura.
Ella se quedó estupefacta, en ese preciso instante y sin tocarla un pelo, ese tipo le había arrebatado la niñez, la candidez, se la cercenó con placer, deleitándose en las muecas de asombro de la chiquilla.
Ya se empezó a diluir la figura en el horizonte del atardecer y corriendo se acercó y le tiro de la manga.
—¡Eh! Una pregunta, señor, ¿Si se va a morir porque está sonriendo?—
—Ellos desconocen su destino— respondió escueto.
—Por eso va usted de negro… — concluyó la ávida pupila.
—Por eso mismo, y por otras cosas— contestó el oscuro.
Anochecía, el misterioso se alejó entre las sombras silbando la melodía de esta canción:
Vídeo de la canción «El hombre de negro » de Loquillo:
A la inocencia.
Deja una respuesta